martes, 7 de febrero de 2012

Violeta Parra y el nuevo “pago chile”

El pasado 5 de febrero se recuerda un nuevo aniversario de la trágica muerte de Violeta Parra en el 67’. Un revolver, un colchón antiguo, guitarras quebradas y un montón de corazones como flores secas, desfilaron por su cabeza; sus angelitos, su recién casado gringo Favre, su pasado, pero por sobre todo, el famoso pago Chile.  

Se entiende por pago chile a la constante ingratitud que reciben los creadores nacidos en este país. La historia señala su origen en Lima, Capital del Virreinato, la cual era el centro administrativo de la Capitanía General de Chile. Éste último lugar era el lugar de castigo para todo militar indisciplinado, o que resultara algún estorbo para algún otro de más grado, de esta manera,  "la paga de Chile” nace como ir al peor lugar posible de la colonia por alguna actitud reprochable. Violeta nació en éste lugar, lo recorrió grabadora en mano, con lápiz y papel y la guitarra como mesa, anotando punto por punto; instrumentos musicales, historias, chascarros (de esos que tienen que ver con muertos y fantasmas), pero por sobre todo canciones, en otras palabras, Violeta Parra recopiladora del lugar más insufrible de América.


El nacimiento del neofolklore en Chile fue a sangre y sacrificio, a diferencia de México (donde después de la revolución se reemplazaron las canciones europeas por rancheras en los grandes salones) o Brasil con el triunfo de la colegiala Bossa-nova y el advenimiento del Tropicalismo y el posterior MPB, en Chile, la presa de la industria imperialista musical inundaba las radios con canciones en inglés, y con un contenido inexistente de nuestra realidad directa, no solo con chile, si no con todo el cono sur (tan imposible como un Sinatra haciendo canciones protesta, una “blowin’ in the wind” con coreografías digna de las Vegas). 

El neofolklore de la mano de Violeta se mostró como un rostro de una próxima revolución, una nueva-contra hegemonía de rescate del pasado inmediato, como una nueva arma de los desposeídos de la tierra, y como herramienta de cambio social. Es el anterior discurso vacio de la industria cultural imperialista la nueva tragedia de nuestra Violeta, un pago chile rodeado de cotillón y globos de helio con “BHP Billiton: minera la escondida” en shows multitudinarios, junto a una constante pasteurización de su obra en grandes certámenes y concursos, ¿para qué tocar “Rodríguez y Recabarren” y es menos polémica el “casamiento de Negros”? es esta pasteurización sumada finalmente, a la nueva exposición de la artista (una exposición que no es necesariamente corporativa de hecho) como la brillantemente dirigida  “Violeta se fue a los cielos” de Wood, es la suma de estos dos elementos la que produce una reproducción de la artista quitándole su componente revolucionario y anti-capitalista para transformarlo en un nuevo ente desnudo, carente de alma y furgor que sea de los mayores estándares atractivos en un mercado del entretenimiento, de esta manera la película de la Violeta al lado de la última película de Adam Sandler, no tiene absolutamente ninguna diferencia, por el secuestro de la imagen de la artista por las estructuras dominantes de la industria cultural y su uso como herramienta de dominación y sometimiento al pensamiento libre y creativo. 

El pago chile sigue en una nueva forma, que ya no radica en esa ingratitud de febrero del 67, si no en nuestra propia incapacidad de reconocernos como entes críticos, revolucionarios, con potencial creativo, en otras palabras, artistas. La soledad de la carpa de la reina aún perdura, y el eco del solitario disparo aún resuena en este siglo 21. ¿Qué podemos hacer como individuos en constante novedad en un mundo sin Violeta, en un mundo doloroso, aburrido e injusto? Quizás la respuesta la haya dado la Viole: 

“escriban como quieran, que usen los ritmos que les salgan, que prueben instrumentos diversos, que se sienten en el piano y destruyan la métrica, que griten en vez de cantar, que soplen la guitarra y que tañan la trompeta, que odien la matemática y que amen los remolinos. La creación es un pájaro sin plan de vuelo que jamás volará en línea recta.”

miércoles, 1 de febrero de 2012

Palo de arquero

"El buen compañerismo consiste muchas veces en callar, en respetar el laconismo del otro, en comprender que eso es lo que el otro necesita en esa precisa y oscura jornada, y entonces arroparlo con nuestro silencio, o dejar que él nos arrope con el suyo, pero, y este pero es fundamental, sin que ninguno de los dos lo pida ni lo exija, sino que el otro lo comprenda por sí mismo, en una espontánea solidaridad. "
Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti

Para algunas personas el fútbol es como la vida, y así lo entienden. Para mí es al revés, desde el fútbol extraigo múltiples enseñanzas que forjan mi vida diaria. Por lo mismo, me daré la licencia de ahondar en un concepto futbolístico que ligo directamente con algo cotidiano: ciudar el palo del arquero.

Así como cada persona se prohíbe realizar ciertos actos porque pueden acarrear consecuencias nefastas, un futbolista también lo hace, ya que un error o la violación de una norma impuesta pueden llevarlo a situaciones indeseadas.

En este sentido, no hay duda de que hay cosas que en la sociedad moderna se descuidan brutalmente. En la actualidad la escasez de tiempo, el agotamiento o la ausencia de ganas provocan que las relaciones familiares y de amistad se deterioren poco a poco, cuestión que ha sucedido en igual medida dentro del terreno de juego. Aunque no lo queramos, la sociedad nos impone un mandato que nos obliga a cuidar de cosas como el trabajo, los estudios y, cómo no; los afectos. En el fútbol ocurre lo mismo con esto último, en un puesto determinante, clave y también ingrato: el arco

El arquero, portero, guardameta, golero, guardavallas, cancerbero, es el garante último de ahogar el grito de gol al rival, y para esto tiene como aliados a 3 tubos que van en auxilio cada vez que es necesario. Esos tres tubos son el único amigo de ese jugador (sobretodo cuando se juega con línea de 4), y por lo mismo debe cuidarlos y mimarlos como si tuvieran vida propia. 

Más allá de lo loco que pueda sonar, en la práctica los porteros sí forjan una relación con los verticales y el travesaño, incluso hay jugadores que los besan antes de comenzar cada tiempo o incluso les dan las gracias cuando han evitado un gol.

Todo lo anterior es para hacer hincapié en la importancia que tiene el “palo del arquero”, ese que está mas cerca del golero a la hora de un tiro libre, vale decir, el segundo palo del pateador (el más alejado). Si se descuida ese poste, puede que no suceda nada, que el balón salga desviado o incluso que el poste lo detenga, sin embargo, puede suceder lo peor y terminar en gol. Un ejemplo dramático de eso es lo que le sucedió al golero de Colo-Colo Francisco Prieto, quien a 5 minutos del final, previo a un tiro libre en contra, abandonó su poste y lo pagó caro. El cacique eliminado de Copa Libertadores.

El descuido de Prieto provocó lágrimas, frustración y una herida deportiva que no cicatriza fácilmente, la misma situación se da en nuestras vidas, donde descuidar a un ser querido, dejar de lado un afecto, ser indiferente con un alguien que se quiere puede pasar desapercibido, no obstante, es probable que acarree consecuencias indeseables y un dolor difícil de superar.

Como ya les dije, de las máximas futboleras se pueden sacar muchos consejos prácticos para la vida. No haga lo que Prieto, no descuide su “vertical”, no abandone a sus únicos compañeros, menos en momentos tan claves como un tiro libre, pueden clavarle el balón en el ángulo y dejarlo fuera de competencia.

Figureti F.C. 

lunes, 16 de enero de 2012

Mensaje y Acción N° 4 | ¡Bienvenidos compas!



Desde hoy circula nuestro nuevo número. Los temas que tratamos son: 



VISUALICE AQUÍ! 

¿Por qué la organización territorial?


El movimiento estudiantil pasado, dejó tras su paso el sabor amargo de nuevamente no haber conseguido nada, y lo que es aún peor, no saber si seguirá, y tampoco seguir movilizados ¿Por qué? Porque estamos acostumbrados a esperar un momento de irrupción en nuestras vidas, que nos descoloque, algún discurso coherente que despierte en nosotros de pronto la reflexión sobre una realidad evidente. Esperamos sentados alguna ‘coyuntura pre-revolucionaria’ – de moda- que nos llame a movernos, que nos motive a pelear por lo que consideramos justo. Ya Basta.

Es tiempo de organizarnos. Es tiempo de entender la necesidad de trabajar en conjunto, permanentemente y comprometerse; sin sectarismos, ni fundamentalismos, pero haciéndolo de situaciones concretas y con los pies en la tierra; para cambiar las cosas, para vivir tranquilos. Si algo aprendimos de las últimas movilizaciones, ha de ser la malla interconectada tras cada problema en específico. Entender cómo no puede hablarse de educación sin pensar en la economía, en la salud y en la desigualdad social. 
Reconocer que la interrelación de los defectos es asumir un sistema dañado; ir un poco más allá de lo que marca la contingencia. Identificar enemigo y esquemas erróneos.
Sólo un Pueblo organizado puede contra este status quo deficiente, que no da tregua ni es reducido por los medios institucionales. Se necesitan caminos nuevos.

Reconocer el daño estructural es reconocer también que los afectados (los llamados) somos muchos, somos todos. No hay lucha segregada, no hay frente de combate ni de resistencia delimitada por “área”: no somos jóvenes ni estudiantes los únicos llamados al cambio, ni sólo los trabajadores los responsables, por cuenta propia, de detener el abuso. Todo afecta a todo y a todos.  El trabajo es colectivo, y es elaborado. Es pensando en armar y organizar trabajo, en repartir labores, en aprender y crecer con el otro; para crear juntos la realidad que convengamos. 

La Organización Territorial responde precisamente a esto; a resolver los problemas de una ‘comunidad’ como tal, con sus vínculos geográficos y en su propia localidad. Es entender que los problemas individuales y colectivos encuentran solución en el apoyo mutuo, reconociendo a quien convive en mi espacio como un compañero, fuera del sectarismo; es dar el debate sobre los problemas que atañen a la comunidad en su conjunto, socializarlos, discutirlos y resolverlos (luchando) juntos codo a codo, organizados, crecimiento en el tiempo: Vecino, vecina, padre, madre, hijo, abuelo, allegado, inmigrante, obrero, profesor, estudiante, funcionario, artista, etc.

¡Ya ha pasado mucho tiempo! Hay que actuar ya, es urgente. Organicémonos

Reflexiones sobre la Triestamentalidad


Al calor de las movilizaciones estudiantiles era casi imposible no chocar con la piedra de la comunidad universitaria fragmentada. La necesidad de decisiones consensuadas (o por lo menos respetadas) por una cantidad de gente suficiente tal que “la estrategia de la masividad” siguiera en pie, llevó muchas veces a interpelar a funcionarios y académicos sobre su posición frente a las demandas sociales instaladas. Pero son varios los elementos a considerar al hablar de Triestamentalidad. Uno, es considerar que la triestamentalidad, fue un elemento superfluo, sin proyección en el tiempo y tautológico, en el sentido que la triestamentalidad se asume siempre como algo “positivo”, “deseable” sin mayores consideraciones de las implicancias al respecto.

La triestamentalidad se construye a partir de entender a los tres estamentos en una misma comunidad, y la constitución de aquella comunidad de académicos, estudiantes y funcionarios. Lo dudoso de dicho proceso es la consolidación de aquella comunidad, caracterizada, actualmente, por distintos intereses a veces muy distantes los unos de los otros y que sólo confluyen por participar de un mismo lugar físico. A veces los intereses son muy distintos, a veces ni siquiera existen explícitamente. La situación puede variar mucho de una facultad a otra, pero, en concreto, el hecho es que a pesar de confluir a ratos por una temática común, la triestamentalidad no se construye por la comunidad que dice ser, sino como un medio para. La comunidad triestamental no tiene institución (formal o informal) propia: ausencia de orgánica, alta rotación de participantes sin mayor comunicación entre los que fueron y los que van, falta de identidad, de valores y de cultura propios de una comunidad. 

Y quizás podría faltar todo eso, pero la falta de identidad y proyección en el tiempo es lo que más preocupa. La comunidad triestamental no tiene afanes de empoderamiento dentro de su propia unidad académica, no entiende que las relaciones de poder actuales dentro de ella, los planes curriculares, el concepto de “alumnos”, la connotación de “personal no-académico” provienen de una lógica de universidad donde no se crea conocimiento, sino que se reproduce y según las necesidades de la acumulación de capital. No existe la comunidad triestamental consciente de la lucha que debe dar, con más fuerza, al interior de sus paredes. Y la comunidad triestamental con su posición estratégica dentro de la Universidad y su, teóricamente, capacidad de acumulación de fuerzas bien podría ganar la batalla del conocimiento, de influir en los planes curriculares, de crear co-gobierno universitario.

Ser estudiantes empoderados implica consciencia de la responsabilidad en la construcción de una comunidad triestamental real. La triestamentalidad que teníamos no existe, desaparece en cuanto termina el encuentro, no existe proyección en el tiempo del espacio. La comunidad triestamental existe, y es deseable, sólo en cuanto se constituya como una verdadera comunidad, constante en el tiempo con identidad propia, y ojalá luchando por una educación al servicio de las mayorías.


Mapa de la irreverencia política en la Escuela


Situarnos en la Escuela de Gobierno (EGGP) es poner los pies en el irreverente desfile de la diversidad política. El pluralismo en su sentido más formal, la yuxtaposición que agrega preferencias y colores, mezcla gritos y banderas. Suposición de sano juicio que alienta la reproducción de un sistema político nacional carcomido en este pequeño hogar.

Aludimos a una de las características de nuestra Escuela: la gran cantidad de grupos políticos, y su diversidad dotan a este espacio de un difuso escenario al caracterizarlo políticamente, pues tenemos: La Chile para Todos, Centro Derecha Universitaria, Núcleo Acción de Centro Izquierda, Nueva Izquierda Universitaria, Juventudes Comunistas, y por supuesto, nosotros: Colectivo La Revoltosa. De derecha a izquierda, la dispersión es amplia. 

Hablando un poco del pasado, par de años atrás, como Escuela hemos gozado con la presencia más o menos estable de determinados grupos o juventudes políticas, de lado a lado, se ha mantenido más o menos constante la presencia de la derecha, sea en su expresión gremialista o más cercana a liberalismo económico, pivotes estudiantiles de la UDI y RN; más cercano al centro y al progresismo han marcado posiciones, en sus tiempos el bloque Concertación con sus respectivas juventudes: DC + PS + PRSD + PPD; acercándonos más a la otrora izquierda extra-parlamentaria con las Juventudes Comunistas, capitalizando en general el qué hacer más formal (cargos) de la política estudiantil y; por otro lado, poco más difuso, un sector radicalizado, pero organizado, bajo el manoseado rótulo de Ultra, disgregada y con colectivos esporádicos de un nacer y morir constante.

Pisando tierra derecha, el último tiempo nos habla de una característica general, y dos particulares, que tiene su correlato en el movimiento de los partidos políticos funcionales al modelo imperante. En general, existe una re-configuración del bloque dominante, apostando por la creación de grupos que sean más cercanos al estudiante, sin perder sus ejes programáticos de ampliación del capitalismo. En lo particular, tenemos por un lado, una inserción menos doctrinaria del sector derechista, jugando con simbolismos más propios de la izquierda y subordinando elementos estructurales como la negación de la lucha política y, por otro, la tecnificación de la lucha estudiantil, que es su reducción por medidas parche de corte económico o jurídico, apostando de aquí a fórmulas que lleguen al consenso, reflejo de la democracia de los acuerdos.  

Hoy, por factores endógenos de la dinámica partidaria, se difuminan sectores como el PPD y los Radicales, abriendo paso al NACE y el Bloque Socialista Universitario, BSU, (bajo el parasol de la crítica a sus propios partidos) que agrupa el conjunto de ideas cercanas al bloque conductor de la Concertación. De la misma manera, La Chile Para Todos y la Centro Derecha Universitaria tienden a cubrirse bajo el alero de “el estudiante y sus problemas” obviando cuestiones fundamentales como son la expoliación y el rechazo a la política centralizada, articulada con su realidad y mucho más frontal. Es esta misma dinámica, o la síntesis de ésta, que permite el auge de sectores como Nueva Izquierda, sucursal del Movimiento Amplio de Izquierda, MAIZ (díscolos de la Concertación liderados por Arrate), y por otro lado, por omisión de una política de inserción más potente, es que las Juventudes Comunistas han vivido los altibajos propios de las movilizaciones, que hoy dejan fisuras profundas en sus estructuras partidarias. 

Para hablar un poco de nosotros, hace 2 años menos o más se organizó un grupo de estudiantes a partir de una crítica profunda del hacer y qué hacer de la política en la Escuela, dominada por la dinámica que ya describimos, tendiente a perpetuar una disociación entre la (lo) político y el estudiante. Esto no permitía una organización permanente, vaciaba de contenido las discusiones y las restringía al movimiento de los cuerpos político-partidarios. A su vez, nos encaminamos siendo críticos también del camino que recorría esta izquierda más contestataria o radical, y comprendiendo que el camino de una política enfocado sólo en lo marginal reducía el marco de posibilidades para la transformación social. 

En un espacio complejo como éste, es necesario enfocarse en ciertos criterios a la hora de evaluar el papel de cada organización. De nuestra parte, creemos importante:

Entender el trabajo de base, sin dejarlo en la crítica vacía pues necesita de una creciente politización del estudiante y de los espacios mismos, entendida por un parte, como la restitución del vínculo estudiante-política, y por otro, la problematización en los diversos ámbitos de su vida. La política no es un hobby, tiene un profundo sentido ético, tiene que ver con los valores que ponemos en ella y el cómo proyectamos nuestra propia vida desde ello. 

Cuestión fundamental tiene el tratamiento de los temas de tipo académico, formativo o educativo, que son el anclaje básico del estudiante en La Chile pero cuya precarización (pues el sentido del desarrollo actual de nuestras disciplinas tiene un arraigo más profundo en el Mercado) expresada en la limitancia de los estudios actuales, de la forma en que se estudia y del marco de posibilidades futuras, pues no puedo desarrollar más que lo que sirve. Existe un mar de conocimientos, con un centrímetro de profundidad y para ganancia ajenas.

La misma complejidad es la que nos hace re-pensar la verticalidad de las relaciones, no negándolas, ni haciendo una apología al horizontalismo, sino entendiendo en su justa medida la necesidad de responder a condiciones locales en miras de abordar el espacio cotidiano del estudiante, el lugar donde germina la conciencia y la participación se transforma en lucha.

Si no hubiera sido futbolista, habría sido…


Dicen que todo tiempo pasado fue mejor y quizás algo de razón tiene la frase cuando nos sentamos a observar el tipo de futbolistas que hay en la actualidad. Ejemplos de “pechos fríos”, mercenarios y tipos preocupados por la pinta hay por montones; El “Chino” Millar, Giovanni Hernández, Luis Jiménez, Roberto Cereceda, y un largo etcétera dan cuenta de la forma en cómo con el tiempo los aspectos que caracterizaban al futbolista han mutado. 

En la actualidad jugadores considerados referentes son escasos y los que hay distan mucho de los que alguna vez hubo. O sea, si hoy tenemos a Esteban Paredes, en los 90 tuvimos a Espina, Basay, Ramírez, Emerson, Sierra, por mencionar a algunos; en la vereda contraria los que hoy tienen al Pepe Rojas o Johnny Herrera, en los 90 tuvieron a Musrri, Leo Rodriguez, Heidi González y Superman Vargas; en la precordillera los que se conforman con Milovan, hace 15 años tenían a Gorosito, Bisconti, Lunari, Lepe y Acosta, en fin, ejemplos hay de sobra y en la selección sucede lo mismo. 

Pero más allá de los ejemplos, lo cierto aquí es que los tiempos han cambiado y con ellos, el fútbol. 

El perfil de ídolo cambió y las prioridades del futbolista también, es por eso que se dan casos como el de Cereceda y Meneses, o episodios de indisciplina como el “Bautizazo”, porque la vieja escuela que tenía el gremio de los futbolistas ha ido desapareciendo y ha sido desplazada por una nueva escuela, donde el futbolista es protagonista en la publicidad y privilegia una vida cargada al lujo y mantener el peinado de moda antes que defender los intereses del hincha o incluso de sus propios compañeros. 

Si bien aún quedan resabios de lo que fueron los grandes jugadores de las décadas pasadas, el fútbol ha cambiado demasiado y los énfasis han sido puestos en cuestiones que se alejan de lo que sucede dentro de la cancha, léase, publicidad, televisión, moda, acciones, transferencias y sobretodo el vil dinero.

Cuesta encontrar jugadores que defiendan a los más desposeídos dentro de la actividad, como alguna vez lo hizo Diego, y probablemente cada vez cueste más, por el curso que ha tomado el desarrollo de la actividad. 

En un documental acerca de Maradona, Emir Kusturika dijo que si Diego no hubiera sido futbolista, sería un revolucionario, hoy preguntarse lo mismo acerca de algún referente futbolero arrojaría una respuesta que probablemente no queramos escuchar.

¡Que vuelvan los revolucionarios al fútbol!