domingo, 18 de septiembre de 2011

Sobre el Paro Nacional de la CUT



“Las desigualdades en Chile son excesivas, inmorales, intolerables”. 
Sebastián Piñera, presidente de la República 

        A 3 meses de estas movilizaciones nos encontramos con las jornadas de PARO NACIONAL, convocada por la CUT, del día miércoles y jueves pasado. Hoy nos permitimos analizar dichas jornadas. 

Las cifras nos hablan de 1394 detenidos, 253 carabineros lesionados (todos leves), 53 heridos civiles (mediana gravedad) y un muerto, Manuel Gutiérrez de 14 años, quién vivía en la población Jaime Eyzaguirre de la comuna de Macul. Todo a nivel país. Pues bien, nuestro análisis pretende ir más allá de las cifras.

El día 24 estuvo marcado por diversos cortes de calle y barricadas que impedían en tránsito de los vehículos hacia el centro. Por la tarde, la tónica la marcaron las masivas, aunque disgregadas, concentraciones en los puntos establecidos por la CUT en las comunas y localidades, donde más tarde se transformaron en los efusivos cacerolazos que ya bien conocemos.  

El 25 tenía un eje central, las marchas por los centros de las ciudades, “a colapsar el centro”. 600 mil personas, distribuidas en 51 marchas en todo el país, cifras que algo irradian, una cierta sensación de empuje. 

Ahora bien, en términos generales, la movilización de la CUT la analizamos desde tres perspectivas atingentes a nuestro porvenir: 

El primero, derivado en la conferencia de prensa del día 25, dice relación con la inclusión de nuevos actores en el conflicto, la CUT, CONFUSAM, ANEF y los ecologistas por medio de Sara Larraín. Ya vimos que Educación pasó a ser un punto más dentro del amplísimo pliego presentado por la CUT, mucho más claro queda al enunciar Martínez que esta alianza estratégica se hará carne a partir del “Acuerdo Social por la Democracia en Chile” , simil al Gran Acuerdo Social por la Educación, pero cuyo contenido difiere en que el primero presenta un plan de reformas y pequeños cambios políticos al sistema de toma de decisiones y elecciones. Es parte incluso de lo que hoy Piñera destaca como “cuidar la democracia que hemos construido”, aquí claramente el antagonismo de la CUT es superfluo. 

Segundo, la reducción del movimiento estudiantil a la “masa en la calle” puesto que la falta de iniciativa ha obligado de manera tácita a que una serie de organizaciones se monten sobre el escenario y le den cierta conducción, cuyos resultados hoy están a la vista. Sin más, hoy el conflicto quedó abierto y sin mayor claridad, donde las demandas educacionales pasan a un plano de menor peso relativo al que engendraron al comienzo de estas movilizaciones. 

Y como tercero, con un empate parcial en el bloque dominante (Concertación y PC – Derecha), el movimiento estudiantil no logra ser canalizado por la institucionalidad, donde las bases estudiantiles cuestionan cualquier maniobra que pueda ser percibida como cooptación. Sin embargo, eso es desde la perspectiva de la institucionalidad, puesto que desde el movimiento mismo existen esforzados intentos por la inclusión de actores que puedan dar mejor curso a la coyuntura. No es casualidad que uno de los puntos de las 4 marchas en Santiago haya sido hegemonizado por la Concertación, ni mucho menos las palabras de Ignacio Walker para quién el conflicto social tiene dos actores claves: el movimiento social y la oposición, cuya contraparte es la Alianza.

Martínez por su parte declara respecto al papel de la Concertación: “nosotros estamos sumando, y si comparten las reivindicaciones de los trabajadores, de tener una nueva Constitución Política, entonces sumamos y serán bienvenidos todos los que quieran”. 

Poca claridad política en la conducción, y perspectiva de largo plazo es la traducción.

Por su parte el movimiento estudiantil tiene una considerable fuerza propia, que radica en la centralidad de su demanda y el peso en el escenario actual, pero hay que ser claros, con todo el despliegue aún hoy el conflicto no encuentra una salida razonablemente favorable a los intereses del estudiantado, ni menos, se ha traducido en un retroceso del modelo. 

La legitimidad sigue siendo una constante, no es ilógico plantear que hoy gran parte de la población está de acuerdo y apoya a los estudiantes, aún cuando un análisis más fino indicaría que los sectores que hoy se encuentran manifestándose tienen un determinado vínculo con la educación terciaria. El activo se ha masificado a sus redes más cercanas. No obstante su fuerza, no tiene un destino asegurado. 

En definitiva, las movilizaciones sociales hoy se encuentran en el amparo de lo que se autoriza, “marchar por donde el poder quiere” y dentro de los marcos establecidos. Condenamos la represión al interior del movimiento estudiantil, disque problema endógeno respecto del papel de la violencia que hoy peligrosamente utilizan determinados grupos en nombre del pacifismo inmovilizante. 

Encontrar cuáles son los denominadores comunes que permiten el desarrollo de la coyuntura y la dinamización de los procesos futuros es apremiante para un movimiento que se piensa a si mismo, que se proyecta en su relación inmutable con el poder





[1] Discurso en el 80º aniversario del diario “La Segunda”, 27 de julio de 2011
[2] Hay que tener claridad en cuanto gran parte del programa político del PC está subordinado a un paquete de reformas del sistema político (en los 3 poderes del Estado), bajo la consigna de “Firma por más democracia y justicia social”. Lo mismo, pero en términos más difusos lo plantea un buen número de dirigentes de la Concertación, como Fulvio Rossi, Guido Girardi, Ignacio Walker y Carolina Tohá.
[3] Arturo Martínez, CNN, 25 de agosto. 

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